Recuerdas el trampolín alto en la piscina?
Después de varios días de estarlo viendo, por fin subiste los escalones mojados hacia la plataforma. A partir de ahí, era más alto que nunca. Sólo había dos maneras de bajar: los escalones hacia la derrota o la inmersión a la victoria.
Te paraste en el borde, temblando bajo el calor del sol y con un miedo mortal. Por fin te inclinaste hacia delante, ya era demasiado tarde para huir y te lanzaste. El trampolín fue conquistado y pasaste el resto del día tirándote al agua.
Trepando mil trampolines es como demolemos el miedo y nos convertimos en seres humanos.
Tomado de “A Gift of Wings” de Richard Bach.