Un verano tuve que asistir a una boda en Gatlinburg, Tennessee. Yo tenía unos días de sobra, y mi esposa y yo disfrutamos de la compañía mutua, así que le sugerí a Linda que hiciéramos el viaje por tierra en vez de volar. Ella estuvo de acuerdo y empezó a recolectar los mapas que íbamos a necesitar para el viaje. Al trazar el curso, estaríamos conduciendo de Toronto a Detroit, de Detroit a Cincinnati, de Cincinnati a Lexington, de Lexington a Louisville y finalmente a Gatlinburg.
Estábamos planeando la visión, para llevarnos del punto A al punto B.
Cuando estábamos en el auto para iniciar el viaje, en que ciudad estaba yo pensando? Detroit. Tenía que llegar primero a Detroit, si fallaba en llegar a Detroit, habría una buena probabilidad de que no encontráramos el camino a la boda.
Detroit era la primera ciudad en mi lista, era MI OBJETIVO. Después que logramos llegar a Detroit, Cincinnati se convirtió en mi objetivo, y así sucesivamente… hasta llegar a mi destino final, Gatlinburg, Tennessee.
He conocido gente que me dice que han renunciado a sus grandes sueños porque nunca parecían acercarse, sin importar lo que imaginaron o intentaron. El error que están cometiendo es que están en busca de su Gatlinburg mientras todavía están en la autopista de Toronto. En muchos casos, están escribiendo su meta Gatlinburg en una tarjeta de metas que yo les he dado, o lo están escribiendo en un diario en alguna parte. Todo eso está muy bien, pero si tú no estás planeando tu camino para llegar desde donde estás hasta donde quieres estar… si no has resuelto que tu primer objetivo es Detroit, a continuación, al seguir tu camino mal trazado vas a terminar en Montreal.
Tienes que trazar el curso correctamente. Averiguar lo que hay que hacer entre aquí y allá y hacer de eso tus metas. Una vez que hayas trazado el curso, sin embargo, hay tres reglas valiosas que quiero recordarte.
Primero, solo porque haz trazado el curso no significa que puedes fijar todo tu plan con el piloto automático. Cuando los pilotos de aviones llegan a una altitud de crucero, ponen a menudo el avión en piloto automático y dejan que años de física fantástica y cálculos computarizados dirijan el avión hacia su destino. Pero incluso con la maravilla del piloto automático, tienen que poner manualmente el avión en el aire y ponerlo en la tierra manualmente. Y aún con el piloto automático, tienen que mantenerse atentos a los instrumentos y prestar atención a posibles turbulencias que la madre naturaleza podría poner en el camino.
No puedes confiar en el piloto automático para llegar a donde quieres ir. Tienes que estar implicado personalmente y enfocado en el proceso.
En segundo lugar, no te preocupes tanto con los detalles de los pasos a seguir dentro de tu visión porque puede que nunca salgas a la carretera. Tú sabes de lo que estoy hablando, hay gente a tu alrededor que lo hace todo el tiempo. Están tan atrapados en la planificación, en su diagramación y en las gráficas de su futuro que nunca empiezan el camino. Esto es miedo disfrazado. Tu plan no tiene que ser perfecto. Pon los elementos fundamentales en su lugar y empieza a moverte.
Y en tercer lugar, no seas tan decidido en llegar rápido a Detroit que te puedes perder el paisaje a lo largo del camino. Estás en tu propósito… estás en tu camino … disfruta del viaje por el amor de Dios. Después de todo, eso es lo que estás buscando, ¿no?