Dan Millman en su libro “‘El Camino del Guerrero Pacífico” (Way of the Peaceful Warrior) relata esta corta pero brillante historia.
Un anciano y su hijo tenían una pequeña granja, con un solo caballo para tirar del arado. Un día, el caballo se escapó.
“Qué terrible”, comentaban los vecinos. “¡Qué mala suerte!”.
“Quién sabe si es mala suerte o buena suerte”, respondía el granjero.
Una semana después, el caballo volvió de las montañas, y venía acompañado de cinco yeguas salvajes que entraron al establo de la granja.
“¡Qué maravillosa suerte!” dijeron los vecinos.
“¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?” Contestó el viejo anciano.
Al día siguiente, el hijo, tratando de domar uno de los nuevos caballos salvajes, se cayó y se rompió una pierna.
“¡Qué terrible. ¡Qué mala suerte!”
“¿Mala suerte? Buena suerte?”
El ejército pasó por todas las granjas reclutando jóvenes para la guerra, pero el hijo del granjero -lastimado de su pierna- no era de utilidad para ellos, así que se salvó.
“Bueno? Malo?”
Es sorprendente cómo el mundo sigue girando y una situación puede cambiar de un momento a otro.
¿Qué alegría o desafío estás enfrentando en este momento? Es Bueno? Es Malo?
🙂