La Prosperidad viene de La Fuente

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Lo único que tú necesitas en la vida es mantener la conexión con Dios en ti, la única Fuente de toda tu FELICIDAD, PROSPERIDAD y de dinero.

El dinero no es la clave de la felicidad. Quien busca su satisfacción en el dinero, en un cuerpo hermoso, en personas o en cosas, nunca será feliz, porque la felicidad nunca la podemos encontrar fuera de nosotros.

Muchas personas se ponen como meta en la vida hacer mucho dinero y logran construir estructuras financieras inmensas y fuertes, porque han aprendido a manejar su dinero y adquieren destrezas administrativas que les llevan a actuar con mucha efectividad en el movimiento de su dinero.

Esto está muy bien; sin embargo, si la persona trabaja sin un propósito alto en su vida, que es lo que da la verdadera satisfacción, se sentirá vacía y no podrá realmente disfrutar de su dinero ni de una vida placentera. El dinero entonces, en lugar de ser un medio para vivir felizmente, se convertirá en un problema, porque siempre prevalecerá el miedo a perderlo.

Nunca nadie tendrá suficiente dinero para asegurarle que no tendrá miedo a perderlo o a que le falte. No existe tal cosa como la seguridad económica. Lo único que nos da seguridad es el reconocer que somos seres superiores, superdotados, poderosos y que no dependemos de fuentes externas para nuestro dinero, sino que Dios en nosotros es nuestra Fuente de toda provisión, y que esta provisión es siempre abundante, sin límites, y no se acaba nunca. Quien reconoce esto, siempre sabe que tiene dinero.

Quien tiene poco dinero, siempre está luchando o esforzándose por tener más, y siempre tiene miedo a no tener suficiente. Siempre siente una gran molestia porque piensa que no hay suficiente para cubrir sus necesidades.

Los que tienen mucho dinero y conciencia de escasez, también tienen miedo a que les falte. Piensan que pueden venir circunstancias fuera de su control, tienen miedo de la competencia, miedo a no hacer inversiones sabias o miedo a que les roben. Quien pone su seguridad en el dinero, no importa si tiene mucho o poco, siempre tendrá miedo.

Quien pone su seguridad en Dios, sabe que su provisión está siempre disponible y que es ilimitada.

Es importante estar alerta a los sentimientos de rechazo hacia el dinero, porque estos mantendrán el dinero alejado. Muchas personas creen que el dinero es malo, o que separa, o que no es espiritual y nos aleja de Dios, o crea problemas, o que es sucio. Estos pensamientos mantienen a las personas pobres espiritual y materialmente y es necesario limpiarlos con afirmaciones positivas sobre el dinero:

– El dinero es un regalo de Dios.

– El dinero es la energía de AMOR de Dios manifestada.

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– El dinero nos da oportunidad de compartir.

– La voluntad de Dios para mí es que yo tenga ABUNDANCIA de

dinero.

El uso de las Declaraciones de ABUNDANCIA te llevará a experimentar la Paz de Dios en ti, sustituyendo tu pensamiento egoísta en error por el Pensamiento de Dios en ti.

SUGERENCIAS PARA PROSPERAR

1. Abre tu mente a la PROSPERIDAD. Afirma: “Yo abro mi mente a la Prosperidad”. Diariamente haz esta afirmación cada vez que te acuerdes.

2. Limpia tu mente de todo pensamiento de error, de limitación y de escasez con las declaraciones de ABUNDANCIA.

3. Perdona totalmente tu pasado. Suelta y deja ir todo lo viejo para dejar espacio para lo nuevo, maravilloso, que el Universo tiene para ti. Declara tu PERDON diariamente.

4. Mantente SIEMPRE en el Pensamiento mas elevado, que es el Pensamiento de Dios en ti, que declaras con el uso diario de este libro. Utiliza una declaración por día durante 30 días. Luego, las utilizas de acuerdo con tus necesidades.

5. Reconoce que todo conflicto trae consigo su equivalente en semillas de éxito y PROSPERIDAD.

6. Reconoce que todo lo que tu te puedas imaginar y creer lo puedes lograr.

7. Ámate a ti mismo incondicionalmente. Reconoce que eres una persona maravillosa, con los talentos y capacidades para ser una persona exitosa y con mucho dinero.

8. Perdona a tu padre, a tu madre y a tus hermanos. Las relaciones de familia hay que resolverlas con el PERDON. De esto no te puedes escapar, si quieres ser feliz y prosperar.

9. Sé generoso con tu tiempo y dinero, disponiéndote a servir de la forma que te sea indicada por tu intuición.

10. Levanta tu corazón en alabanza, AMOR y acción de gracias por todas las bendiciones que tienes y por todo lo que camina bien en tu vida. Lo que no está ordenado y perfecto entrégalo a Dios en ti. Invierte la gran energía de tu Pensamiento Creativo en lo que quieres en tu vida. Lo que no quieres entrégalo y no le des pensamiento. Recuerda que Dios en ti hace perfecto todo lo que a ti te concierne, si realmente se lo entregas.

11. Celebra la vida, relájate y respira cuando hagas las declaraciones de ABUNDANCIA. Estas te devuelven los milagros de ABUNDANCIA, que son tuyos por derecho de Conciencia.

12. Mantén tu cuerpo saludable y joven aprendiendo a manejarlo adecuadamente con nutrición sana, relajación, ejercicios, masajes, terapias Reiki, respiración conectada y consciente, y otros.

Controlas tus Pensamientos?

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Tu vida no está sin esperanza ya que hay muchas cosas que hacen la vida digna de ser vivida. El punto es: ¿dónde deseas enfocarte? En el vaso medio vacío o el vaso medio lleno?

Los pensamientos son como una espada de doble filo. Son las bases para el proceso creativo y también son la base para transformar nuestras mentalidades negativas y hasta destructivas. Es la misma mente la que crea el arte eterno de Leonardo da Vinci, el genio matemático de Albert Einstein y también la locura de Adolf Hitler.

En la actualidad se estima que, en promedio, 60.000 pensamientos cruzan por nuestras mentes todos los días. La parte triste es que la mayoría de nosotros no tenemos control sobre nuestros pensamientos. Alguien dijo que uno de los mejores atributos de un pensamiento es que es como el mercurio: nunca se puede tomar entre las manos! Es bastante obvio por qué deberíamos tener cierto control sobre nuestros pensamientos, si no lo hacemos, nos convertimos en sus esclavos. La mejor deducción lógica acerca de cómo los pensamientos dan forma a nuestro destino fue dada por Su Santidad el decimocuarto Dalai Lama. Él dijo:

Cuida tus pensamientos porque se convierten en palabras.

Cuida tus palabras porque se convertirán en acciones.

Cuida tus acciones porque se convertirán en hábitos.

Cuida tus hábitos porque van a formar tu carácter.

Cuida tu carácter porque formará tu Destino.

Y tu destino será tu vida!

No hay nada más que agregar sobre el tema después de haber leído y absorbido esta simple verdad elegante de uno de los más grandes maestros espirituales de nuestro tiempo.

Existe, sin embargo, un aspecto del proceso de pensamiento en el que queremos comentar. Es el vínculo entre los pensamientos y la depresión, un síndrome que es endémica en estos días. Las causas de la depresión son múltiples pero se empeoran por los pensamientos recurrentes negativos, que atrapan a las personas.

Algunos de nosotros tenemos la capacidad de racionalizar cualquier incidente desafortunado, pero un gran número no puede, y se dejan atrapar por pensamientos depresivos, que en el peor de los casos, prácticamente puede paralizarlos. Que los antidepresivos sean uno de los mayores productos farmacéuticos vendidos alrededor del mundo sólo refleja cómo la depresión es tan agresiva en nuestras sociedades.

Entonces, ¿cómo se puede tratar de controlar los pensamientos? Una forma de controlar la ira es contar hacia atrás de cincuenta a cero. Otro método consiste en tratar de recordar los momentos felices de tu vida, como los recuerdos de tu infancia, la última hermosa puesta de sol que viste, los momentos tiernos con tu madre o los cariños de tu ser querido.

No es suficiente pensar en éstos como visuales, también se deben sentir estos momentos. Si lo haces así, te darás cuenta en algún momento que te sientas desmotivado que tu situación es momentánea. Tu vida no está sin esperanza, ya que hay muchas cosas que hacen que la vida sea digna de ser vivida. El punto es: ¿dónde deseas enfocarte? En el vaso medio vacío o el vaso medio lleno?

La Realidad Cuántica

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En el plano más profundo del mundo natural, encontramos el campo cuántico. Se considera hasta ahora que el cuanto es la unidad más pequeña de luz, electricidad u otra energía que pueda existir. En ese nivel no hay materia sólida sino que son meras vibraciones de energía que han tomado cierto aspecto de solidez.

La física cuántica demostró que todo lo que vemos está conectado por infinitos, eternos, ilimitados campos cuánticos, una especie de red invisible en la cual está entrelazada toda la creación, y los límites de cada objeto son ilusiones que nos impone nuestra limitada percepción.

Einstein trabajó en la teoría del campo unificado, sosteniendo la idea de un universo totalmente relacionado, pero todavía no se ha logrado demostrar con una única fórmula matemática toda la realidad del cosmos.

David Bohm, eminente hombre de ciencia en el campo de la física, mantiene su postura sobre la existencia de un orden implicado presente en todos los seres vivos y las cosas.

Rupert Shaldrake, biólogo inglés, partiendo de los conceptos de campos morfogenéticos y resonancia mórfica, trata de explicar el proceso en que los organismos se forman por influencia de campos mórficos similares del pasado y cómo el conocimiento se transmite en forma instantánea entre miembros de una misma especie.

Estos descubrimientos e investigaciones produjeron un inevitable cambio en la visión del mundo y en la conciencia, porque permite a la mente captar la verdadera dimensión de si mismo, no sólo como un cuerpo en el espacio y el tiempo sino como alguien que forma parte de algo mayor, inteligente y con poder organizador.

Existen distintas formas de conectarse con este campo unificado; una de ellas es por medio del sonido. El sonido de nuestra voz, que representa una vibración, es capaz de ordenar los desequilibrios energéticos de nuestro cuerpo. El canto por ejemplo, es una vibración, así como la oración o la repetición de un mantra, todas ellas, expresiones que tienden a restablecer el equilibrio.

No es correcto que nos consideremos organismos aislados en el tiempo y en el espacio, más bien cada uno es como una célula de todo el Universo, con derecho a participar del perfecto equilibrio cósmico, incluida la salud perfecta, porque dentro de cada uno de nosotros se encuentra la sabiduría cósmica.

Para la conciencia del hombre actual, la enfermedad no es una necesidad, sino una elección. La gran mayoría de las dolencias son creaciones del hombre; por lo tanto, todo lo que el hombre ha creado puede él mismo destruirlo.

Recién cuando la humanidad pueda darse cuenta de que somos únicos e irrepetibles y de la importancia que tiene cada uno de nosotros para continuar con la creación, el mundo podrá dejar de ser lo que es para convertirse en lugar digno de compartir.

Estás en Sintonía con tus Ondas Cerebrales?

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En el artículo Conoce Tus Ondas Cerebrales – Presentando a Alfa, Beta, Theta, Delta y Gamma revisamos las cinco diferentes frecuencias de las ondas cerebrales y los estados de consciencia y subconscienca en que las experimentamos. Ahora vamos a ver cómo influyen en nuestro bienestar físico y mental, y las técnicas disponibles para cambiarnos entre estas frecuencias.

Cómo nos influencian las Ondas Cerebrales?

Para la mayoría de nosotros, nuestra onda cerebral dominante es Beta, ya que utilizamos esta frecuencia cuando estamos despiertos y concentrados. La onda cerebral Beta nos ayuda a funcionar durante el día y a tomar decisiones lógicas. Puedes estar en diferentes etapas de Beta en función de tus acciones, por ejemplo, si está enseñando en una clase o en una conversación seria y profunda, estarías en Beta; sin embargo, si estuvieras dando un discurso, estarías en Beta alta.

Si nos pasamos todo el día en Beta, pasando de una situación altamente enfocada a la siguiente, esto puede causar problemas, ya que estás en un estado continuo de concentración, lo que lleva a la tensión muscular, presión arterial alta, ansiedad y agotamiento. El estar en Beta por mucho tiempo no te da la oportunidad de producir las ondas alfa del cerebro que son de suma importancia.

La frecuencia Alfa se produce en una relajación profunda y estas ondas cerebrales reducen la ansiedad y el estrés, por lo tanto, operando principalmente en Beta, no sólo estamos nosotros mismos estresándonos, sino que también disminuyendo la capacidad natural de la mente para combatir el estrés y la ansiedad. Durante Alfa, estamos relajados, pero alerta, y emocionalmente nos sentimos con placer y tranquilidad.

Alfa le da a tu mente y cuerpo la oportunidad de descansar, lo que significa que es una buena oportunidad para recargar tu mente. Te da la fuerza para lidiar con el estrés. Escuchar meditaciones o audios de aprendizaje durante los estados Alfa permiten un aprendizaje más profundo y es un momento donde uno se puede topar con ideas poderosas e iluminadas.

Más allá de la conciencia y ahondando profundamente en la mente subconsciente están las ondas cerebrales Theta, que están presentes mientras que estás soñando o en una profunda meditación. Mientras operas en Theta,experimentas una mayor creatividad, inspiración,  tienes visualizaciones y una conexión con la verdad y tu fortaleza interna.

Después de Theta está Delta que sólo se alcanza durante el sueño profundo. Estas ondas cerebrales no son necesarias para el funcionamiento diario, sino que te conectan más con la mente subconsciente e incluso aumenta los niveles de empatía. A pesar de esto, pasar demasiado tiempo en Delta puede hacer sentirte emocionalmente agotado y fuera de foco.

Qué Frecuencia es mejor para nosotros?

Todas las frecuencias nos proporcionan diferentes beneficios y desventajas, por lo que tener un equilibrio, como con cualquier cosa en la vida, es la respuesta a una mente y un cuerpo en sano funcionamiento. Por lo tanto, la capacidad de cambiar entre las frecuencias, aprovechando sus beneficios es una herramienta increíblemente poderosa que vale la pena aprender.

Cómo te Cambias entre Frecuencias?

Hay muchos métodos disponibles para ayudarte a cambiar de frecuencias cerebrales, incluyendo los ejercicios mentales, guías de audio  y prácticas de meditación.

Ejercicios mentales: Hay algunos ejercicios rápidos que puedes hacer mientras estás en casa o en el trabajo que pueden ayudarte a sintonizar en una frecuencia particular. Con la excepción de cerrar los ojos, la mayoría de estos ejercicios de visualización se pueden hacer sin que nadie más lo sepa. Por ejemplo, para estimular las ondas alfa del cerebro, puedes detener la respiración y prestar atención a la sensación en tu corazón y eso puede inducir la relajación.

Programas de audio: Hay muchos de estos disponibles en el mercado que puede orientar a ondas cerebrales específicas. Si bien algunos de ellos pueden parecer que requieren de mucho tiempo (algunos sugieren que se escuchen durante una hora todos los días), los audios a veces tienen sonidos de lluvia calmantes y afirmaciones subliminales. Algunos de ellos incluso te dan la opción de diseñar tus propias afirmaciones una vez que pasas el primer nivel.

Este tipo de programas de audio te ponen en un estado de meditación profunda y te guían a través de las diferentes frecuencias para que puedas lograr el beneficio óptimo de cada una, además de equilibrar los lados de tu cerebro. Estos llevan tu meditación un paso más allá y por esta razón, muchas personas que los han probado los terminan adoptando como su práctica de meditación diaria.

Al aprender más sobre nuestras frecuencias cerebrales y los beneficios que tienen para la mente y el bienestar en general, tenemos una oportunidad para promover la conexión con nuestra mente consciente y subconsciente – que nos ayuda a relajarnos cuando es necesario, tener creatividad y llegar a ideas iluminadas, además de ayudarnos a lidiar con el estrés.

La Vida Te Ama !

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La vida en este planeta es una aventura, desde el momento en que nacemos hasta el momento en que damos nuestro último respiro. La vida es una alocada aventura que puede ser estimulante, emocionante, pacífica y amorosa. La vida es una búsqueda. La vida es una emoción. La vida es romance. La vida es diversión. La vida es todo!

Todos experimentamos cada emoción posible, y muchas veces, no nos gusta estar en el juego de la vida. Podemos tener miedo y tratar de protegernos de la crítica. Podemos escondernos, pero es posible que perdamos la maravillosa aventura que está disponible para nosotros. Todo el mundo tiene miedo de algo, pero podemos hacerlo de todos modos.

Parte de la aventura de la vida humana nos alcanza por nuestros miedos y sale más fuerte y aún más triunfante. Nadie es más valiente y aventurero que un un niño dando sus primeros pasos o un bebé luchando en su camino por el canal de parto, luchando por su primer aliento.

No puedes esconderte de la vida. La vida está aquí para que puedas vivirla a plenitud. Toma tu coraje con las manos y sal a la vida. Pide lo que quieras. Creo que te lo mereces y luego permite que la Vida te lo dé. Asegúrate de que estás dispuesto a recibir. La vida no puede darte algo si tus manos están cerradas. Abre tu mente, abre tu corazón y abre los brazos. La vida te ama y sólo quiere darte lo mejor.

 

Tip de Dinero

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Este es un buen consejo sobre el dinero.

David Bach, autor de la serie de best sellers “Finish Rich” (Termina Rico), dice que la “más importante decisión financiera que puedes hacer es pagar tus deudas. Mientras más rápido canceles tus deudas, más rápido comprarás tu libertad”.

Paga primero las deudas que tiene los intereses más altos.

David Bach pregunta: ¿quieres alquilar o ser dueño de tu propia vida? Pagar tu deuda, mientras al mismo tiempo sigues la regla de oro de pagarte a ti mismo primero, es la manera más rápida de ganar tu libertad!

“Pagarte a ti mismo primero” es una frase de uso común en las finanzas personales y la literatura de planificación de jubilación que significa tener una forma automática de apartar una cantidad de dinero con cada pago que recibes.  Debido a que las contribuciones de estos ahorros se dirigen automáticamente de tu cheque de pago a tu cuenta de inversión, este proceso se dice que es “pagarte a ti mismo primero”, es decir, pagarte a ti mismo antes de comenzar a pagar tus gastos mensuales y hacer compras.

Oscar Pistorious en las Olimpíadas 2012

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Justo como lo comentamos en el artículo “El Hombre Más Rápido Sin Piernas“, Oscar Pistorious compitió en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y se convirtió en la primera persona con doble amputación en correr en una cita olímpica.

El 4 de agosto 2012, en la carrera de 400 metros, obtuvo el segundo lugar en la primera ronda de cinco corredores, terminando con un tiempo de 45.44 segundos (su mejor tiempo de la temporada hasta ese momento). Esto le permitió clasificar en las semifinales, el 5 de agosto, donde corrió en la segunda semifinal, y terminó octavo y último con un tiempo de 46.54 segundos.

Luego, el equipo de Sudafrica compitió en los relevos 4 x 400 metros, donde Oscar hizo 45.9 segundos, pero el equipo terminó en la octava posición.

Aunque Oscar Pistorious no ganó una medalla en estas Olimpíadas, es un vivo ejemplo que el poder de la mente es infinito. Gracias a personas como él, sabemos que no tenemos limitaciones y que todo lo podemos lograr si tenemos actitud positiva y perseverancia.

Vale la pena que dediques 10 minutos a ver este video sobre la vida de Oscar Pistorious. ¡Es increíble todo lo que uno puede lograr si te lo propones!

Conoce Tus Ondas Cerebrales – Presentando a Alfa, Beta, Theta, Delta y Gamma

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Es importante entender cómo tu cerebro contribuye al estado de tu mente. Mientras que la mayoría de nosotros nos centramos en mirar nuestras emociones en un intento de convertirnos en seres más felices, más espirituales, nuestras ondas cerebrales y nuestra mente subconsciente también juegan un papel clave en nuestra búsqueda de la plenitud.

En este artículo, vamos a poner atención a nuestras cinco frecuencias de ondas cerebrales y cómo afectan a nuestro estado de la mente.

¿Somos los que controlamos nuestra realidad?

Es fácil olvidar que somos los controladores de nuestra realidad y que “nuestra realidad” no se compone de influencias externas, sino que en realidad se compone de nuestros pensamientos, creencias y forma de pensar.

Por lo tanto, al aprender acerca de los estados más profundos de la conciencia, puedes abrir tu mente subconsciente y crear tu realidad a tu voluntad y con precisión. Para ello, el primer paso es la comprensión de tus diferentes frecuencias cerebrales. ¿Sabías que todos tenemos cinco (Beta, Alfa, Theta, Delta y Gamma), y cada frecuencia se mide en ciclos por segundo (Hz) y tiene su propio conjunto de características que representan a un nivel específico de la actividad cerebral y un estado único de la conciencia?

1) Ondas Beta (14-40Hz) – La Onda de la Conciencia Despierta y de Razonamiento

Las ondas beta del cerebro se asocian a la conciencia normal de vigilia y un elevado estado de alerta, lógica y razonamiento crítico.

Mientras que las ondas beta del cerebro son importantes para el funcionamiento eficaz durante todo el día, también pueden interpretarse como estrés, ansiedad e inquietud.

La voz de Beta puede ser descrita como la persistente crítica interna que se hace cada vez más fuerte. Por lo tanto, con una mayoría de adultos funcionando en Beta, es poco sorprendente que el estrés sea hoy en día el problema de salud más común.

2) Ondas Alfa (7,5-14Hz) – La Onda de Relajación Profunda

Las ondas alfa del cerebro están presentes en la relajación profunda y por lo general cuando los ojos están cerrados, cuando se está cayendo en un sueño encantador o durante la meditación de día. Es el mejor momento para programar la mente para el éxito y también aumenta tu imaginación, visualización, memoria, aprendizaje y concentración.

Es la puerta de entrada a tu mente subconsciente y se encuentra en la base de tu percepción consciente. La voz de Alfa es tu intuición, que se vuelve más clara y más profunda cuanto más se acerca a los 7,5 Hz.

El Método Silva de José Silva se basa en el poder de las ondas Alfa. Sin embargo, el Método Silva te permite lograr esa relajación profunda a través de la meditación durante una conciencia despierta.

3) Ondas Theta (4-7,5 Hz) – La Onda de la Meditación y de Dormir

Las ondas cerebrales Theta están presentes durante la meditación profunda y el sueño ligero, incluyendo el importante estado de sueño REM. Es el campo de tu subconsciente y sólo se experimenta momentaneamente mientras vas rumbo a dormirte desde el estado Alfa y mientras de despiertas de un sueño profundo (Delta).

Se dice que un sentido de profunda conexión espiritual y de unidad con el universo puede ser experimentado en Theta. Tus programas de la mente más profundamente arraigados se encuentran en Theta y es donde experimentas visualizaciones vívidas, gran inspiración, creatividad profunda e intuición excepcional. A diferencia de otras ondas cerebrales, la voz de Theta es una voz silenciosa.

Es en la frontera de las ondas Alfa-Theta, de 7 Hz a 8 Hz, donde comienza el rango óptimo para la visualización, programar la mente y utilizar el poder creativo de tu mente. Es el estado mental donde conscientemente creas tu realidad. En esta frecuencia, eres consciente de tus alrededores a pesar que tu cuerpo está en una profunda relajación.

4) Delta (0,5-4Hz) – La Onda del Sueño Profundo

La frecuencia Delta es la más baja y lenta de las frecuencias y se experimenta cuando se duerme profundamente, sin sueños,  y en la meditación trascendental, donde la conciencia está completamente separada.

Delta es el campo de tu mente inconsciente, y la puerta de entrada a la mente universal y al inconsciente colectivo, donde la información recibida no está disponible en el nivel consciente.

Entre otras cosas, el sueño profundo es importante para el proceso de sanación, ya que está vinculado con la curación profunda y la regeneración. Por lo tanto, no tener suficiente sueño profundo es perjudicial para tu salud en más de un sentido.

5) Gamma (por encima de 40 Hz) – La Onda de Perspicacia

Este intervalo de frecuencias es de reciente descubrimiento y es la frecuencia más rápida por encima de 40Hz. Aunque poco se sabe acerca de este estado de ánimo, la investigación inicial muestra que las ondas gamma están asociados con ráfagas de conocimiento y de alto nivel de procesamiento de información.

La Historia de Louise L. Hay (Parte 2 de 2)

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Esta es la segunda parte de la historia de Louise L. Hay donde comenta cómo usando sus propios métodos de curación logró vencer el cáncer en tan solo 6 meses. Tomado del libro “Usted Puede Sanar Su Vida”:

Me fui a vanas tiendas de alimentación naturista y me compré todos los libros que encontré sobre el tema del cáncer. Acudí a la biblioteca para leer más. Trabé conocimiento con la reflexoterapia y la terapia del colon, y pensé que ambas me beneficiarían. Parecía que algo me encaminase hacia las personas adecuadas. Después de haber leído libros sobre reflexoterapia, decidí buscar a algún experto en el tema. Una noche asistí a una conferencia, y aunque generalmente me siento adelante, esa vez sentí que tenía que quedarme atrás. No había pasado ni un minuto cuando a mi lado se sentó un hombre… que casualmente era un reflexo—terapeuta y visitaba a domicilio. Durante dos meses vino a verme tres veces por semana, y me ayudó muchísimo.

Yo sabía, además, que tenía que amarme mucho más a mí misma. En mi niñez me habían expresado muy poco amor, y nadie me había enseñado que estuviera bien sentirme contenta conmigo misma. Yo había adoptado aquellas mismas actitudes de estar continuamente pinchándome y criticándome, y se habían convertido en mi segunda naturaleza.

Durante mi trabajo había llegado a darme cuenta de que no sólo estaba bien que yo misma me amara y me aprobara: era esencial. Y, sin embargo, seguía postergándolo, como se va dejando estar esa dieta que siempre vamos a empezar mañana. Pero ya no podía postergarlo más. Al principio me costaba muchísimo hacer cosas tales como ponerme frente al espejo y decirme: “Louise, te amo; de verdad que te amo”. Sin embargo, al ir persistiendo descubrí que en mi vida se daban varias situaciones en las que antes me habría censurado ásperamente, pero ahora, gracias al ejercicio del espejo, ya no lo hacía. Es decir, estaba progresando.

Entendí que tenía que liberarme de los modelos mentales de resentimiento a que me había venido aferrando desde mi infancia. Era indispensable que dejara de cultivar resentimientos.

Sí, yo había tenido una niñez muy difícil y había padecido muchos malos tratos, mentales, físicos y sexuales. Pero de eso hacía muchos años, y aquello no era excusa para la forma en que yo misma me trataba en ese momento. Estaba, literalmente, devorando mi cuerpo con un crecimiento canceroso porque no había perdonado

Ya era hora de que dejara atrás aquellos incidentes y de que empezara a entender qué experiencias podían haber llevado a mis padres a tratar de aquella manera a una niña.

Con ayuda de un buen terapeuta, expresé toda la vieja cólera acumulada, aporreando almohadones y aullando de rabia. Eso me hizo sentir más limpia. Después empecé a reunir fragmentos de los relatos que les había oído contar a mis padres sobre su propia infancia, y a tener una imagen más clara de su vida. Con creciente comprensión, y desde un punto de vista adulto, comencé a sentir compasión por su sufrimiento, y el resentimiento empezó lentamente a disolverse.

Además me busqué un buen dietista que me ayudara a purificar el cuerpo y a desintoxicarlo de toda la basura que había comido durante años. Aprendí que la mala comida se acumula en el cuerpo y lo intoxica. Y los “malos pensamientos” se acumulan y crean condiciones tóxicas en la mente. Me dieron una dieta muy estricta, con muchísimas verduras de hoja y no mucho más. Incluso me hice un tratamiento de limpieza de colon tres veces por semana, durante el primer mes.

Y aunque no me sometí a ninguna operación, como resultado de esa limpieza a fondo, tanto en lo mental como en lo físico, seis meses después del primer diagnóstico conseguí que los médicos rne confirmaran lo que ya yo sabía: ¡Que ya no tenía ni rastros de cáncer! Ahora sabía por experiencia personal que la enfermedad se puede curar si estamos dispuestos a cambiar nuestra manera de pensar, creer y actuar.

A veces, lo que parece una gran tragedia termina por ser lo mejor que nos ha pasado en la vida. Fue mucho lo que aprendí de aquella experiencia; entre otras cosas, a valorar de otra manera la vida. Empecé a tener en cuenta lo que realmente tenía importancia para mí, y finalmente me decidí a abandonar esa ciudad sin árboles que es Nueva York, y sus temperaturas extremas. Algunos de mis clientes me rogaron insistentemente que me quedara, diciéndome que “se morirían” si yo los dejaba, pero les aseguré que dos veces por año volvería a vigilar sus progresos, y les recordé que por teléfono se puede hablar con cualquier lugar del mundo. De manera que cerré el negocio y me fui tranquilamente en tren a California, decidida a hacer de Los Ángeles mi punto de partida.

Por más que hubiera nacido allí, muchos años antes, ya no conocía casi a nadie, a no ser mi madre y mi hermana, que vivían en los suburbios. Nunca habíamos sido una familia muy unida ni muy comunicativa, pero aun así, para mí fue una desagradable sorpresa saber que mi madre estaba ciega desde hacía algunos años, sin que nadie se hubiera molestado en decírmelo. Y como mi hermana estaba demasiado “ocupada” para verme, la dejé en paz y empecé a organizar mi nueva vida.

Mi libro Sane su cuerpo me abrió muchas puertas. Empecé a acudir a todas las reuniones de los movimientos de la Nueva Era de que llegaba a enterarme. Me presentaba, y en el momento apropiado les daba un ejemplar del libro. Durante los seis primeros meses fui mucho a la playa, porque sabía que cuando estuviera más ocupada me quedaría menos tiempo para esos ratos de ocio. Lentamente, fueron apareciendo los clientes. Me pidieron que hablara en distintos lugares, y las cosas empezaron a cobrar forma a medida que me iban conociendo en Los Ángeles. Un par de años después pude mudarme a una hermosa casa.

Mi nuevo estilo de vida estaba separado por un abismo de conciencia de lo que había sido mi niñez. De hecho, las cosas me iban muy bien, y yo pensaba con qué rapidez puede cambiar por completo nuestra vida.

Una noche recibí una llamada telefónica de mi hermana, la primera en dos años. Me dijo que nuestra madre, ya de noventa años, ciega y casi sorda, se había caído y se había roto la espalda. En un momento, mi madre pasaba de ser una mujer fuerte e independiente a convertirse en una niña desvalida y sufriente.

Al romperse ella la espalda, también se rompió la muralla de incomunicación que rodeaba a mi hermana. Finalmente, empezábamos a establecer contacto. Descubrí que también mi hermana tenía un problema grave en la espalda, que le molestaba para andar y para estar sentada, y que era muy doloroso. Ella lo sufría en silencio, y aunque parecía anoréxica, su marido no sabía que estuviera enferma.

Tras haber pasado un mes en el hospital, mi madre estaba en condiciones de volver a casa, pero como no podía cuidarse sola, se vino a vivir conmigo.

Por más que confiara en el proceso de la vida, yo no sabía cómo arreglármelas con todo aquello, de manera que me dirigí a Dios: “Está bien, me ocuparé de ella, pero Tú tendrás que ayudarme, y ocuparte de que no me falte dinero”.

Para las dos fue un esfuerzo de adaptación. Ella llegó un sábado, y al viernes siguiente yo tenía que ir cuatro días a San Francisco. No podía dejarla sola, pero tenía que ir. Me dirigí a Dios de nuevo: “Ocúpate Tú de esto. Antes de irme tengo que tener la persona adecuada para ayudarme”.

El jueves había “aparecido” la persona perfecta, que se mudó a casa para organizarlo todo. Era otra confirmación de una de mis creencias básicas: “Cualquier cosa que necesite saber me es revelada, y todo lo que necesito me llega de acuerdo con el correcto orden divino”.

Me di cuenta de que estaba otra vez en un momento adecuado para aprender. Se me daba una oportunidad de deshacerme de un montón de residuos de mi niñez.

Mi madre no había sido capaz de protegerme cuando yo era niña, pero ahora yo podía, y quería, cuidar de ella. Entre mi madre y mi hermana se inició para mí una nueva aventura.

Dar a mi hermana la ayuda que me pedía significó también un reto. Me enteré de que muchos años atrás, cuando yo fui a rescatar a mi madre, mi padrastro volcó su furia y su dolor sobre mi hermana, y entonces le tocó a ella soportar sus brutalidades.

Me di cuenta de que lo que había empezado siendo un problema físico estaba sumamente exagerado por el miedo y la tensión, además de la convicción de que nadie podría ayudarla. De manera que ahí estaba Louise, que no quería actuar como salvadora, pero sí dar a su hermana una oportunidad de decidirse a estar bien, a esa altura de su vida.

Lentamente se empezó a desenmarañar la madeja, y en eso seguimos. Vamos progresando paso a paso, y yo me esfuerzo por ofrecerles un clima de segundad mientras seguimos explorando diversas vías de curación alternativas.

Mi madre, por su parte, reacciona muy bien. Hace ejercicios, lo mejor que puede, cuatro veces al día, y está cada vez más fuerte y más flexible. Le encargué un audífono, y ahora se muestra más interesada en la vida. También conseguí convencerla de que se operase las cataratas de un ojo, y ¡qué júbilo fue para ella volver a ver, y para nosotras poder ver de nuevo el mundo con sus ojos! Y se siente feliz de ser nuevamente capaz de leer.

Mi madre y yo hemos empezado a encontrar tiempo para sentarnos a charlar juntas como nunca lo habíamos hecho. Entre nosotras hay un entendimiento nuevo, y hoy las dos somos más libres de reír, llorar y abrazarnos. A veces me irrita, pero sé que eso sólo significa que todavía me quedan limpiezas por hacer.

Mi trabajo sigue abriéndome horizontes. Ahora, con la ayuda de Charlie Gehrke, un gran colaborador y amigo, he abierto un centro donde se dan clases y cursos.

Y así es mi vida en el otoño de 1984.

La Historia de Louise L. Hay (Parte 1 de 2)

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Cualquiera que reconozca el nombre de Louise L. Hay sabe que se trata de la experta en Afirmaciones Positivas.

Lo que pocos conocen es su pasado tormentoso y cómo venció el cáncer.  En su libro “Usted Puede Sanar Su Vida” ella misma narra la historia de su vida hasta 1984.  La reproducimos a continuación:

«¿Quiere contarme brevemente algo de su infancia?» He aquí una pregunta que he formulado a muchísimos clientes, y no porque necesite saber todos los detalles, sino porque quiero tener una visión general de su origen. Si ahora tienen problemas, los modelos mentales que los crearon se iniciaron hace largo tiempo.

Cuando yo tenía un año y medio, mis padres decidieron divorciarse. No recuerdo que aquello fuese tan malo, pero lo que sí recuerdo con horror es el hecho de que mi madre empezara a trabajar en una casa, haciendo trabajos domésticos, y me dejara a cargo de una familia amiga. Según cuentan, me pasé tres semanas llorando sin parar, y como las personas que me cuidaban no sabían qué hacer, mi madre tuvo que venir a buscarme y disponer las cosas de otra manera. Hoy admiro de cómo consiguió salir adelante sin respaldo alguno, pero entonces lo único que sabía, y que me importaba, era que no me prestaba la afectuosa atención a que yo estaba acostumbrada.

Jamás he podido saber si mi madre amaba a mi padrastro, o si simplemente se casó con él para que ella y yo pudiéramos tener un hogar. Pero la decisión no fue acertada. Aquel hombre se había criado en Europa, en un hogar muy germánico y con mucha brutalidad, y nunca llegó a entender que hubiera otra manera de llevar adelante una familia. Mi madre volvió a quedar embarazada y después, cuando yo tenía cinco años, sobrevino la depresión de 1930 y las dos, junto con mi hermana, nos encontramos confinadas en una casa donde reinaba la violencia.

Para completar el cuadro, fue también por aquella época cuando un vecino, un viejo borracho, me violó. Todavía recuerdo con total nitidez el examen médico y el proceso, del que yo, como testigo principal, fui la estrella. Al hombre lo sentenciaron a quince años de prisión, y como a mí me repitieron insistentemente que «la culpa era mía», me pasé muchos años temiendo que cuando lo dejaran en libertad vendría a vengarse de mí por haber tenido la maldad de enviarlo a la cárcel.

La mayor parte de mi niñez la pasé aguantando malos tratos físicos y sexuales, y haciendo además los trabajos más duros. Mi imagen de mí misma se deterioró cada vez más, y no parecía que hubiera muchas cosas que me fueran bien. Por cierto, empecé a expresar esa misma pauta en el mundo exterior.

Cuando estaba en cuarto grado hubo un incidente típico de lo que era mi vida. Un día teníamos una fiesta en la escuela, y se sirvieron varios pasteles. La mayoría de los niños, salvo yo, eran de familias de clase media, de posición desahogada. Yo andaba mal vestida, con el pelo mal cortado y unos viejos zapatos negros, y olía a ajo: todos los días tenía que comer ajo crudo, «por las lombrices». En casa, jamás comíamos pasteles, porque no podíamos permitírnoslo. Había una anciana vecina que todas las semanas me daba diez centavos, y un dólar el día de mi cumpleaños y en Navidad. Los diez centavos iban a engrosar el presupuesto familiar, y con el dólar me compraban ropa interior para todo el año, en las rebajas.

Pues bien, aquel día de la fiesta en la escuela había tantos pasteles que algunos chicos de los que podían comer pastel casi todos los días se sirvieron dos o tres porciones. Cuando la maestra llegó finalmente a donde yo estaba (y naturalmente fui la última), ya no quedaba nada, ni una sola porción. Ahora veo claramente que era mi «creencia confirmada» en que yo no servía para nada y no me merecía nadalo que aquel día me puso al final de la cola y me dejó sin pastel. Ése era mi modelo mental, y ellos no hacían más que reflejar mis creencias.

A los quince años ya no pude seguir soportando los abusos sexuales y me escapé de casa y de la escuela. Encontré un trabajo como camarera que me pareció mucho más llevadero que todo lo que había tenido que aguantar en casa.

Como estaba ávida de amor y afecto, y mi autoestima no podía ser más baja, de buena gana pagaba con mi cuerpo cualquier bondad que alguien pudiera demostrarme, y apenas cumplidos los dieciséis años di a luz una niña. Sentí que era imposible quedarme con ella, pero pude encontrarle un hogar bueno y afectuoso, un matrimonio sin hijos que estaba ansioso por tener un bebé. Durante los últimos cuatro meses viví en su casa, y al ingresar en el hospital anoté a la niña a nombre de ellos.

En semejantes circunstancias, jamás disfruté de las alegrías de la maternidad; de ella sólo conocí la pérdida, la vergüenza y la culpa. Aquello fue sólo una época de humillación que había que pasar lo más pronto posible. Lo único que recuerdo de la niña son los dedos de los pies, grandes, exactamente iguales a los míos, y estoy segura de que si alguna vez nos encontrásemos, la reconocería si pudiera vérselos. La cedí cuando tenía cinco días.

Inmediatamente regresé a casa a decirle a mi madre, que seguía siendo una víctima:
-Vamos, no tienes por qué continuar soportando esto. Yo voy a sacarte de aquí.

Y se vino conmigo, dejando con su padre a mi hermanita de diez años, que siempre había sido la mimada de él.

Después de haberle ayudado a conseguir trabajo como mujer de la limpieza en un hotel pequeño, y de dejarla instalada en un apartamento donde estaba segura y cómoda, sentí que ya había cumplido con mis obligaciones y me fui con una amiga a Chicago, con la intención de estar un mes… pero no volví hasta pasados treinta años.

En aquellos primeros tiempos, la violencia de que había sido objeto en mi niñez, unida a la sensación de inutilidad e insignificancia que me había creado, atraían a mi vida hom- bres que me maltrataban e incluso me golpeaban. Podría haberme pasado el resto de mi vida execrándolos, y probablemente hoy seguiría teniendo las mismas experiencias. Sin embargo, poco a poco, gracias a mis actividades laborales positivas, mi autoestima fue en aumento y ese tipo de hombres fue desapareciendo de mi vida. Estaba abandonando mi viejo modelo mental, mi convicción inconsciente de que yo me merecía esos abusos. No se trata de que justifique su comportamiento, pero si mi modelo mental no hubiera sido aquél, ellos no se habrían sentido atraídos hacia mí. Ahora, los hombres que abusan de las mujeres ni siquiera se enteran de que yo existo; nuestros modelos mentales respectivos ya no se atraen.

Después de algunos años en Chicago, haciendo labores domésticas, me fui a Nueva York y tuve la suerte de llegar a ser modelo de alta costura. Sin embargo, ni siquiera trabajar para los grandes diseñadores me ayudó a aumentar en mucho mi autoestima; sólo me dio recursos adicionales para encontrarme defectos. Me negaba a reconocer mi propia belleza.

Durante muchos años seguí en la industria de la moda. Conocí a un caballero inglés, encantador y educado, y me casé con él. Viajamos por todo el mundo, conocimos perso- najes importantes, incluso de la realeza, y hasta llegamos a cenar en la Casa Blanca. Yo era modelo y estaba casada con un hombre maravilloso, pero mi autoestima siguió siendo baja hasta años después, cuando inicié el trabajo interior.

Un día, después de catorce años de matrimonio, él me dijo que deseaba casarse con otra, precisamente cuando yo estaba empezando a creer que las cosas buenas podían ser duraderas. Sí, fue un golpe aplastante. Pero el tiempo pasa, y sobreviví. Podía sentir cómo cambiaba mi vida, y una primavera me lo confirmó un numerólogo, diciéndome que un suceso muy pequeño cambiaría mi vida en otoño.

Tan pequeño fue que no lo conocí hasta variosmeses después. En forma totalmente casual había ido a una reunión celebrada en la Iglesia de la Ciencia Religiosa, una secta pro- testante, en Nueva York. Su mensaje era nuevo para mí, y una voz interior me dijo que le prestara atención. Así lo hice, y no sólo concurrí a los servicios dominicales, sino que empecé a ir a unas clases semanales que daban. El mundo de la belleza y de la moda estaba perdiendo interés para mí, y me preguntaba durante cuánto tiempo más podía seguir pendiente de mis medidas “corporales o de la forma de mis cejas. Tras haber abandonado la escuela secundaria sin haber estudiado jamás nada, me convertí en una estudiante ávida que devoraba todo lo que me cayera en las manos re- ferente a metafísica y sanación.

Aquella iglesia neoyorquina se convirtió en mi nuevo hogar. Aunque en términos generales mi vida no cambió, mis nuevos estudios empezaron a ocuparme cada vez más tiempo. Tres años más tarde, casi sin haberme dado cuenta, estaba en condiciones de examinarme para ser uno de los sa- nadores autorizados por mi iglesia. Pasé las pruebas y así fue como empecé, hace muchos años, mi actividad actual.

Fueron comienzos pequeños. Durante aquella época me inicié en la Meditación Trascendental. Como en mi iglesia no iban a darse aquel año los cursos de formación que me interesaban, me decidí a hacer algo más por mí misma y me anoté para estudiar seis meses en la MIL) (Maharishi’s International University), en Fairfield, lowa.

En aquel momento, era el lugar perfecto para mí. Todos los lunes por la mañana empezábamos con un tema nuevo: cosas de las que yo apenas había oído hablar, como biología, química, incluso la teoría de la relatividad. Todos los sábados por la mañana se nos hacía una prueba, el domingo era el día de descanso, y el lunes por la mañana volvíamos a empezar.

Allí no había ninguna de las distracciones tan típicas de mi vida en Nueva York. Después de la cena, todos nos íbamos a nuestras habitaciones a estudiar. Yo era la mayor de todos, y aquello me encantaba. No se permitía fumar, beber ni consumir ninguna droga, y meditábamos cuatro veces al día. Cuando me fui, en el aeropuerto, creí que iba a desmayarme por el humo de los cigarrillos.

De regreso en Nueva York, reinicié mi vida de siempre. Pronto empecé los cursos de formación de sanadores en mi iglesia, y también participé activamente en sus actividades sociales. Empecé a hablar en las reuniones de mediodía y a tener clientes, de modo que no tardé en verme embarcada en unacarrera de dedicación exclusiva. A partir del trabajo que estaba haciendo se me ocurrió la idea de escribir un pequeño volumen, Heal Your Body (Sane su cuerpo), que empezó siendo una simple lista de causas metafísicas de enfer- medades físicas. Comencé a viajar y a dar conferencias y clases.

Entonces, un día, me diagnosticaron un cáncer.

Con mis antecedentes de haber sido violada a los cinco años, y con los malos tratos que había sufrido, no era raro que el cáncer se manifestara en la zona vaginal.

Como cualquiera a quien acaban de decirle que tiene cáncer fui presa de un pánico total. Sin embargo, después de-todo mi trabajo con los clientes, yo sabía que la curación mental funcionaba, y ahí se me ofreció la ocasión de demostrármelo a mí misma. Después de todo, yo había escrito un libro sobre los modelos mentales, y sabía que el cáncer es una enfermedad originada por un profundo resentimiento, contenido durante tanto tiempo que, literalmente, va devorando el cuerpo. Y yo me había negado a disolver la cólera y el resentimiento que, desde mi niñez albergaba contra «ellos». No había tiempo que perder, tenía muchísimo trabajo por delante.

La palabra incurable, tan aterradora para tantas personas, para mí significa que esa dolencia, la que fuere, no se puede curar por medios externos, y que para encontrarle curación debemos ir hacia adentro. Si yo me hacía operar para librarme del cáncer, pero no me liberaba del modelo mental que lo había creado, los médicos no harían otra cosa que seguir cortándole pedazos a Louise hasta que ya no les quedara más Louise para cortar. Y esa idea no me gustaba.

Si me hacía operar para quitarme la formación cancerosa, y además me liberaba del modelo mental que la provocaba, el cáncer no volvería. Si el cáncer (o cualquier otra enferme- dad) vuelve, no creo que sea porque «no lo extirparon del todo», sino más bien porque el paciente no ha cambiado de mentalidad, y se limita a recrear la misma enfermedad, quizás en una parte diferente del cuerpo.

Yo creía, además, que si podía liberarme del modelo mental que había creado aquel cáncer, ni siquiera necesitaría la operación. Entonces procuré ganar tiempo, y a regaña- dientes, los médicos me concedieron tres meses más cuando dije que no tenía dinero.

Inmediatamente, asumí la responsabilidad de mi propia curación. Leí e investigué todo lo que pude encontrar sobre las maneras alternativas de colaborar en mi proceso curativo.

CONTINUARA…

Pasión

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La pasión es necesaria para lograr cualquier cosa.

¿Qué es pasión? Una combinación de un pensamiento deseado, junto con una fuerte emoción positiva que estimula los circuitos de recompensa y placer en el cerebro.

Toma un momento ahora mismo y piensa en una meta que deseas alcanzar.

Ahora enfócate en los sentimientos que se generan por ese pensamiento. En una escala de 1 a 10, indica la fuerza de ese sentimiento.

Mientras más alto sea el número, más probable será que lo alcances. Puedes utilizar este ejercicio para comparar dos metas y ver cuál es más importante en tu vida.

El Credo del Emprendedor

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Creo que todo es posible.

Veo oportunidad donde otros ven lo imposible.

Puedo tomar riesgos. Estoy enfocado. Me doy prisa.

Sé que nada es poco realista.

Siento un gran amor.

Adopto mi asombro infantil y curiosidad.

Doy saltos que vuelan hacia lo desconocido.

Contribuyo a algo más grande que yo.

Creo. Aprendo. Crezco. Hago.

Creo que nunca es demasiado tarde para empezar a vivir un sueño.

SOY UN EMPRENDEDOR!

Tip contra la Procrastinación

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Cuando sientas que estás procrastrinando, postergando las cosas, o siendo ambivalente en tomar una decisión, respira profundamente 10 veces, bosteza 5 veces, y estira los brazos y las piernas.

Ahora pregúntate a ti mismo cuál es tu profundo valor personal, enfócate en una sola palabra que lo capture, ahora pregúntale a tu intuición cuál es el siguiente paso que deberías tomar ahora mismo.

Escríbelo, comprométete con él, y encontrarás que es muy fácil de completar!

No más dilaciones ni procrastinación.

Y sí, reírte de tu procrastinación es una solución al problema probado neurológicamente!

Ejercicio Amoroso

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Lee y siente esta afirmación tantas veces como sea posible hoy y cada día:

Dios me ama. Yo me amo. Otros me aman.

Dios me ama. Yo me amo. Otros me aman.

Dios me ama. Yo me amo. Otros me aman.

Mantente sintiendo esto en cada fibra de tu ser.

Y recuerda que en YoCreoMiFuturo también te amamos.

🙂

 

Qué tan Grande puedes Ser?

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Con los Juegos Olímpicos del 2,012 que comienzan el viernes 27 de julio en Londres, hoy queremos poner atención a lo que se necesita para brillar más que los demás e ir en contra de todas las apuestas para convertirse en el mejor.

“Qué Grande Soy” (How Great Am I), es un video inspirador (en inglés) que ha sido visto más de seis millones de veces, y muestra fragmentos de algunos de los mejores deportistas y héroes, con algunas frases muy inspiradoras que te darán escalofríos por tu espina dorsal.

Nos encanta la frase de apertura por Aristóteles:

“SOMOS LO QUE REPETIDAMENTE HACEMOS. ENTONCES LA EXCELENCIA NO ES UN ACTO SINO UN HABITO.

Esto confirma nuestra creencia de que no tienes que ser el mejor en algo para ser el más grande en eso, creer en tí mismo y trabajo duro son los dos rasgos más importantes que necesitas para convertir tus sueños en realidad. El talento sólo te va a llevar lejos, pero despertar cada mañana y perfeccionar ese talento es lo que te llevará un paso más cerca de alcanzar la grandeza.

Así que atrévete a soñar en grande. Si tienes una aspiración olímpica, deseas cambiar tu carrera o convertirte en la persona que siempre has querido ser, cree que puedes hacerlo y empieza a poner en acción ese sueño hoy!

Los 8 Elementos Clave de un Discurso Altamente Efectivo (Parte 2 de 2)

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Los gestos y especialmente los movimientos de la mano son importantes porque ayudan a organizar los centros de comprensión del lenguaje de tu cerebro. De hecho, tu cerebro debe integrar tanto los sonidos y movimientos corporales de la persona que está hablando para percibir con precisión lo que debe entender. Desde una perspectiva evolutiva, el discurso surgió de los gestos de la mano y ambos se originan de la misma área lingüística del cerebro. Si nuestras palabras y gestos son incongruentes, se creará confusión en el cerebro del oyente. Nuestra sugerencia: practica hablar frente a un espejo, usando conscientemente las manos para “describir” las palabras que estás hablando.

Tu grado de relajación se refleja también en tu lenguaje corporal, expresiones faciales y el tono de voz. Cualquier forma de estrés transmite un mensaje de desconfianza. ¿Por qué? El estrés le dice a la mente del observador que puede haber algo mal y eso estimula la postura defensiva en el oyente. Estudios muestran que incluso un ejercicio de relajación de un minuto aumentará la actividad en aquellas partes del cerebro que controlan el lenguaje, comunicación, conciencia social, regulación del estado de ánimo, y toma de decisiones. Por lo tanto, una conversación relajada permite una mayor intimidad y empatía. El estrés, sin embargo, nos lleva a hablar demasiado, ya que obstaculiza nuestra capacidad de hablar con claridad.

Cuando hables, habla más despacio! Hablar despacio aumentará la capacidad del que te escucha para comprender lo que estás diciendo, y esto es cierto tanto para adultos jóvenes como mayores. Hablar lento también profundiza el respeto de esa persona para ti. Hablar lentamente no es tan natural como puede parecer, cuando somos niños automáticamente hablamos rápido. Sin embargo, puedes enseñar a tus hijos y a ti mismo a disminuir conscientemente la velocidad de la voz a la mitad. Una voz lenta tiene un efecto calmante en una persona que se siente ansiosa, mientras que una voz rápida con alto volumen estimulará el entusiasmo, la ira o el miedo.

Intenta este experimento: busca un compañero y habla tan lentamente que … dejas … 5 … segundos … de … silencio … entre … cada … palabra. Vas a tomar conciencia de tu diálogo interno negativo que te dice que deberías balbucear sin fin lo más rápido posible. Es una trampa, porque el cerebro del oyente sólo puede recordar unos 10 segundos de contenido! Por eso, cuando se entrena a la gente en un curso llamado Comunicación Compasiva, se le pide a los participantes que hablen una sola frase a la vez, poco a poco, y luego escuchen profundamente a la otra persona que habla por diez segundos o menos. Este ejercicio aumentará tu conciencia general sobre la importancia de los primeros 7 elementos de comunicación eficaz. Entonces, y sólo entonces, realmente captarás el significado más profundo que imparte cada palabra dicha por los demás.

Pero ¿qué pasa con la comunicación escrita, en la que sólo tienes acceso a las palabras? Cuando se trata de comprensión mutua, la palabra escrita palidece en comparación con el habla. Para compensarlo, el cerebro impone significados arbitrarios a las palabras. Tu, el lector, le das un impacto emocional a las palabras que a veces difiere de lo que el escritor pretende, por lo que la correspondencia por correo electrónico muchas veces se mal interpreta. Y a menos que el escritor llene los espacios en blanco con determinadas palabras emocionales y un lenguaje descriptivo – narrativo – el lector experimentará tus escritos como algo plano, aburrido y seco, y probablemente más negativo de lo que pretendías.

La solución: ayudar al lector a que “pinte un cuadro” en su mente con tus palabras. Usa sustantivos concretos y verbos de acción porque son más fáciles de visualizar para el cerebro del lector. Palabras como “puesta de sol” o “comer” son fáciles de ver en el ojo de la mente, pero palabras como “libertad” o “identificar” fuerzan al cerebro a buscar a través de demasiados marcos conceptuales. Nuestro cerebro perezoso pasará por alto tantas palabras como sea posible, especialmente las abstractos. Cuando esto sucede, los niveles más profundos de significado y sentimiento se pierden.

Los 8 Elementos Clave de un Discurso Altamente Efectivo (Parte 1 de 2)

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Toma un momento para experimentar la siguiente frase, tomada de un artículo reciente que exploró la naturaleza de la conciencia humana: “los mecanismos neuroplásticos relevantes al creciente número de estudios empíricos sobre la capacidad de la atención dirigida y esfuerzo mental de forma sistemática alteran la función del cerebro”.

Leélo otra vez para entender completamente.

Emocionante? ¡Qué va! De hecho, la mayoría de las palabras que lees apenas se registran en tu cerebro, y la mayoría de las palabras que pronuncias apenas se registran en el cerebro del oyente. De hecho, la investigación muestra que las palabras son la parte menos importante de la comunicación cuando tienes conversaciones  cara a cara con los demás. Así que antes de pronunciar una palabra a otra persona, memoriza la lista de los 8 elementos clave de una conversación muy eficaz:

1. Contacto dócil con los ojos

2. Expresión facial amable

3. Tono cálido de voz

4. Mano expresiva y gestos corporales

5. Disposición relajada

6. Velocidad lenta en la voz

7. Brevedad

8. Las mismas palabras

La comunicación efectiva se basa en la confianza, y si no confiamos en el que habla, no vamos a escuchar sus palabras. La confianza comienza con el contacto visual porque tenemos que ver la cara de la persona para evaluar si está siendo engañosa o no. De hecho, cuando somos observados, aumenta la cooperación. Cuando no somos observados, la gente tiende a actuar de manera más egoísta, con una mayor falta de honradez.

Un contacto suave con los ojos aumenta la confiabilidad y fomenta la cooperación futura, y una mirada feliz aumentará la confianza emocional. Sin embargo, si vemos el más mínimo indicio de ira o miedo en el rostro de la persona que habla, nuestra confianza disminuirá rápidamente. Sin embargo, no se puede fingir confiabilidad debido a que los músculos alrededor de tu boca y ojos que reflejan alegría y sinceridad son involuntarios. Solución: si piensas en alguien que amas o en un evento que te trajo una profunda alegría y satisfacción, una sonrisa del tipo “Mona Lisa” aparece en tu cara y los músculos alrededor de los ojos se suavizan.

El tono de tu voz es igualmente importante cuando se trata de entender lo que una persona realmente está tratando de decir. Si la expresión del rostro expresa una emoción, pero si el tono transmite una diferente, la disonancia neuronal se produce en el cerebro, causando confusión a la persona. El resultado: la confianza se erosiona, aumenta la sospecha y disminuye la cooperación.

Investigadores de la Universidad de Amsterdam encontraron que las expresiones de ira, desprecio, asco, miedo, tristeza y sorpresa fueron mejor comunicadas a través de tonos vocales que expresiones faciales, mientras que la cara es más preciso para la comunicación de expresiones de alegría, orgullo y vergüenza. Y en los negocios, una voz cálida de apoyo es el signo de liderazgo transformacional, lo que genera una mayor satisfacción, compromiso y la cooperación entre los otros miembros del equipo.

Puedes entrenar tu voz fácilmente para transmitir más confianza a los demás, y todo lo que tienes que hacer es reducir la velocidad y soltar tu tono de voz. Esto fue probado en la Universidad de Houston: “Cuando los médicos redujeron su velocidad de voz y el tono, sobre todo cuando dan malas noticias, el oyente los percibían como más cariñosos y simpáticos. Ted Kaptchuk de Harvard también descubrió que el uso de una voz cálida duplica el poder curativo de un tratamiento terapéutico.

Si deseas expresar alegría, tu voz tiene que ser más melódica, mientras que la tristeza se habla con una voz plana y monótona. Cuando estamos enojados, emocionados o asustados, elevamos el tono y la intensidad de nuestra voz, y hay una gran variabilidad tanto en la velocidad y el tono. Sin embargo, si la emoción es incongruente con las palabras que utilizamos, se creará confusión en el oyente.

Cuento Zen

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Un buscador interroga a un maestro zen acerca de la naturaleza de la iluminación:

-Maestro, por curiosidad, ¿qué hacía usted antes de su iluminación?

-Cortaba y acarreaba leña para el fogón y traía agua del pozo -responde el maestro.

-Ahá, una vida simple y laboriosa. Y ahora que se ha iluminado, su vida debe haber cambiado mucho…, debe estar dedicado a la meditación, la oración, los viajes astrales… ¿qué es lo que hace ahora?

-Corto y acarreo leña para el fogón y traigo agua del pozo -responde imperturbable el maestro.

-Pero, maestro, no comprendo -dice el discípulo, extrañado-. ¿Acaso la iluminación no transformó su vida? Yo habría supuesto que ahora usted estaría dedicado a actividades más nobles.

-No comprendes -le responde el maestro-. Lo que cambia no es lo que haces –a menos que antes estuvieras dedicado a cosas muy ajenas a tu naturaleza-; lo que cambia es la cualidad de lo que haces.

-¿A qué se refiere con eso? -pregunta el discípulo, intentando comprender.

– Es algo muy simple, en realidad… para nada misterioso o sobrenatural.

Antes, cuando cortaba y acarreaba leña, por ejemplo, mi mente estaba en cualquier otra parte: quizás soñando con la iluminación, quizás irritado por tener que realizar actividades tan innobles, quizás esforzándome por ser humilde y por aceptar la situación, quizás enfrascado en remordimientos o fantasías respecto a situaciones con otras personas, etcétera.

Ahora, cuando corto y acarreo leña y traigo agua del pozo, simplemente estoy ahí, en lo que estoy haciendo, y sin un propósito ulterior. No tengo deseos de estar en otra parte ni dejo que mi mente me lleve de la nariz a donde le plazca.

Y eso -tan simple- cambia todo de raíz

La Palabra Más Poderosa en Tu Vida (Parte 2 de 2)

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“¿Cuál es tu más profundo valor personal?”

Nuestra investigación muestra que ésta es una de las preguntas más importantes que una persona necesita hacer frente si quiere encontrar una profunda satisfacción en la vida. Es por eso que se le asignó este ejercicio a ejecutivos ocupados inscritos en el programa de EMBA de la Universidad Loyola Marymount, en Los Ángeles. Lo hicieron por diez días, tomando de uno a dos minutos cada mañana. ¿El resultado? El ochenta por ciento de los estudiantes reportaron una disminución sustancial en la tensión durante todo el día, lo que les permitió trabajar más eficientemente y productivamente.

Según los investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles, “la reflexión sobre los valores personales puede mantener las respuestas neuroendocrinas y psicológica al estrés en niveles bajos.” Esto es verdaderamente increíble! Simplemente pensando y afirmando tu más profundo valor personal, mejorarás la salud de tu cerebro. Investigaciones relacionadas muestra que la repetición de afirmaciones positivas pueden reducir tu propensión a pensar sobre el fracaso y te ayudará a ser menos reactivo y defensivo cuando alguien te confronta con información incómoda.

En los últimos dos años, usando Facebook y otros foros sociales, el ejercicio fue experimentado con gente de todo el mundo: estudiantes, terapeutas, practicantes religiosos, abogados de divorcio, profesores, ejecutivos corporativos, y niños. Cuando las parejas hablan acerca de sus valores internos en una terapia, la comunicación fluye mejor y los conflictos se resuelven con más facilidad.

La profesora de negocios de Harvard, Rosabeth Moss Kanter, considerada por muchos como una de las mujeres más poderosas del mundo, comentó recientemente sobre la importancia de abordar directamente los valores en la sala de juntas: “En las organizaciones que yo llamo ‘súper corporaciones’, empresas que son innovadoras, rentables, y responsables, un amplio diálogo sobre la interpretación y aplicación de los valores mejora la rendición de cuentas, colaboración e iniciativa”.

La investigación de Kanter encontró que cuando la gente comparte y discute sus valores más profundos, se refuerza la motivación de todo el grupo. Y cuando los valores personales de los empleados se integran con la política de la compañía, ayuda a guiar las decisiones éticas de la corporación. Al discutir abiertamente los valores empresariales, Kanter afirma que se elimina la necesidad de imponer reglas impersonales y coercitivas. Disminuyen los conflictos interpersonales, la cooperación crece, y todos se sienten como si fueran parte del equipo.

Nuestra sugerencia: trata de hacer la pregunta “¿Cuál es tu profundo valor personal?” a tus familiares y amigos. Deja la pregunta en Facebook y mira cuáles son las respuestas. Encontrará que es fácil respetar los valores internos de todo el mundo, incluso cuando la afiliación política o religiosa de la persona es diferente a la tuya. Así que si alguna vez te encuentras en un diálogo incómodo, has esta pregunta y comparte tus respuestas con los demás. Pronto convertirás un conflicto potencial en un intercambio gratificante íntimo. Esto es lo poderoso que una sola palabra puede ser!

La Palabra Más Poderosa en Tu Vida (Parte 1 de 2)

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Todas las palabras no son creadas iguales. Algunas, como las palabras “paz” o “amor” puede activar los genes que reducen el estrés físico y emocional, mientras que otras pueden causar la liberación de neuroquímicos en el cerebro que provocan estrés. Pero hay una palabra que tiene el poder de traer un profundo significado, satisfacción y realización en tu vida, y si meditas en ella por tan sólo unos pocos minutos cada día, puede cambiar la forma en que trabajas y mejorar tu relación con los demás.

Sin embargo, nadie te puede decir cuál es esa palabra. Debes descubrirla por tí mismo. Pero no te vayas a buscarla ahora mismo, porque si no estás en un profundo estado de conciencia relajada, sólo vas a encontrar palabras que se basan en viejas ideas. Esas palabras no tienen el poder de crear una experiencia reveladora, pero las investigaciones han tropezado con una pregunta que iluminan esta palabra especial.

Sorprendentemente, es una pregunta que la gente rara vez se hace. De hecho, es tan rara que si se hace una búsqueda en Google, obtendrá menos de una docena de resultados. En comparación, si escribes una pregunta como “¿Qué me hace feliz?” obtendrás más de 28 millones de visitas.

Nos gustaría que intentes un pequeño experimento, ahora mismo, pero asegúrate de que tienes una pluma y un pedazo de papel a mano. En primer lugar, usa treinta segundos para bostezar, respirar profundamente y relajar todos los músculos de tu cuerpo: tu cara, la mandíbula, los músculos alrededor de tus ojos, tu cuello, tus hombros, los brazos, la espalda y las piernas. Ahora sacude las manos y los pies durante un par de segundos, y luego estira el cuerpo y bosteza un par de veces más. Ten en cuenta lo diferente que te sientes ahora, y cómo afecta a tus pensamientos.

Ahora cierra los ojos mientras te haces esta pregunta: “¿Cuál es mi más profundo valor personal?” Mantén los ojos cerrados durante al menos 60 segundos, y escucha las voces interiores sutiles que fluyen constantemente en el fondo de tu conciencia. Busca una palabra que refleja la cualidad de tu profundo valor personal.

A veces, cuando se hace la pregunta de un modo ligeramente diferente, poniendo énfasis en partes diferentes de la frase, otra palabra distinta vendrá a ti. Así que de nuevo, pregúntate: “¿Cuál es mi más profundo valor personal?” Anota cualquier nueva palabra que venga a tu mente.

Ahora pregúntate a ti mismo una vez más: “¿Cuál es mi más profundo valor personal”, escribe todas las palabras adicionales que se te ocurran, y luego revisa tu lista. Encierra en un círculo la palabra que se sienta más real para ti en este momento, luego cierra los ojos y repite esa palabra a ti mismo, en silencio y en voz alta. Observa cómo te sientes al decirla, y luego compárala con las otras palabras que escribiste. En días diferentes, o cuando te enfrentes a situaciones diferentes, es posible que otros valores fundamentales vengan a tu mente. Pero si reflexionas sobre esta pregunta seriamente, encontrarás a menudo una palabra que intuitivamente sabes tiene un profundo significado en tu vida. Meditando en esta palabra, sobre una base regular, en realidad puedes transformar la dirección de tu trabajo y tus relaciones personales.